No me voy a andar con rodeos, otra vez han pasado un montón de meses desde la última receta que publicamos pero no depende de mí. Ya sabéis que mi abuela no es de fiar y tiene mil razones y excusas para no cumplir con lo pactado, que si exceso de trabajo, otra vez el ordenador roto, el móvil no hace buenas fotos, como si alguna vez hubiese subido una foto en condiciones. Pero ahora no ha tenido más remedio que sucumbir. Recientemente fue el cumpleaños de mi prima Iris y ante la falta de ideas de regalo le compramos una gofrera y prometimos darle nuestra receta secreta pero con la condición de no enseñársela a nadie. Pues bien, no se le ha ocurrido otra cosa a mi lela para preservar el secreto familiar que publicar la secretísima receta en el blog. La quiero mucho pero me saca de quicio así que para quitarme el enfado vamos a preparar los gofres.
INGREDIENTES:
300 gr. de harina de fuerza, 100 gr. de harina de uso común, 25 gr. de levadura fresca, 200 gr. de mantequilla a temperatura ambiente y cortada en trocitos, 200 ml. de leche entera, 2 huevos talla L, esencia de vainilla o un sobre de azúcar avainillado, una pizca de sal, 100 gr de azúcar normal y 150 gr. de azúcar perlado.
ELABORACIÓN:
Todos los ingredientes deben estar a temperatura ambiente, aunque mi abuela siempre se olvida de sacarlos de la nevera con tiempo y yo veo como sumerge los huevos en agua caliente un ratín. Lo primero que tenéis que hacer es templar la leche, no más de 35º, añadir una cucharadita de azúcar, la levadura y dejar levar unos 20 minutos. En un bol amplio o en la batidora poned las dos harinas y en el centro verted la leche, los huevos, el resto del azúcar común, la esencia de vainilla y comenzad a amasar, añadid la mantequilla y la pizca de sal y seguid amasando unos cinco minutos o hasta que tengáis una masa uniforme. Esto se puede hacer a mano, así lo hacía mi Bisa pero tampoco hay porqué que sufrir. Ahora dejamos reposar una hora tapando con un paño. Pasado el tiempo volvemos a amasar un par de minutos y añadimos el azúcar perlado, ahora tendrá que reposar hasta doblar su volumen. Ha llegado el momento de la verdad, con estas cantidades nos saldrán unos 10-12 gofres, dependiendo del tamaño de la gofrera, así que podéis porcionarlos a ojo o pesándolos. También deciros que podéis congelar las bolitas de masa y cocerlas otro día. Es hora de conectar la gofrera (porque tenéis una ¿verdad?) temperatura media alta, cuando esté caliente pintamos con aceite de girasol y colocamos la porción de masa, cerramos y a esperar. En nada estará la casa inundada con el aroma a gofres y en cuando estén dorados al plato.
Esta receta se la dedicamos a Iris por su cumpleaños, por la espera y por ser capaz de guardar el secreto.