No creáis que no he querido escribir en el blog estos días, ya sabéis que soy una niña muy ocupada, pero es culpa de mi abuela que ha estado haciendo miles de tartas y no me hacía mucho caso. Por si fuera poco está estudiando yo qué sé qué de alérgenos. Así que hoy os traigo una receta rápida, algo tan simple y versátil como este bizcocho. Lo podréis tomar solo, con la leche, como postre o también usarlo para hacer tartas o pan de Calatrava.

Si seguís los pasos es una receta infalible y está buenísimo, así que ya no tenéis excusa para comprarlos hechos. Sin conservantes, sin saborizantes, sin plásticos y más barato, que lo dice mi abuela que es una tacaña. Así que no os doy más la murga y empezamos.
INGREDIENTES:
4 HUEVOS
265 GR. DE HARINA
265 GR. DE AZÚCAR
20 GR. DE LEVADURA QUÍMICA
1 PIZCA DE SAL
165 ML DE ACEITE GIRASOL
165 ML. DE LECHE
UN CHORRO DE LIMÓN Y SU RALLADURA.

ELABORACIÓN:
Antes de nada encendemos el horno a 170 ºC con calor arriba y abajo, es la posición que tiene dos rallitas, como si fuera un igual = Recuerda que todos los ingredientes tienen que estar a temperatura ambiente. Si se te olvidó sacar los huevos de la nevera, sumérgelos unos minutos en agua templada. Mientras el horno toma temperatura preparamos los moldes. Yo como lo voy a utilizar para hacer una tarta he cogido 4 moldes de 10 cm de diámetro, si es para un solo bizcocho, con uno de 20cm os irá bien. Le ponéis papel de horno, untáis con margarina y le espolvoreáis harina( he hecho un pareado) Sacudidlos bien para que no queden pegotes, que luego resultan muy desagradables.
Comenzad por añadirle el zumo de limón a la leche y calentadla 15 segundos en el microondas o hasta que se corte. En un bol grande batimos los huevos y el azúcar hasta que blanqueen y estén cremosos. Poco a poco y a chorro, añadimos el aceite mientras seguimos batiendo suavemente, continuamos de igual manera con la leche cortada. Finalmente incorporamos la harina y la levadura tamizadas (que no se te olvide tamizarla porque si no luego salen unos grumos asqueros) Ahora aromatizadlo con la ralladura de limón, pero recordad que podéis echar lo que queráis, ralladura de naranja, vainilla, esencia de coco o sustituir 50 gr. de harina por cacao. Vertemos (que conste que no me gusta este verbo, suena fatal) la masa en los molde y los llevamos al horno. Situamos la bandeja en el 2º estante comenzando por abajo, cerramos rápidamente el horno y cuando hayan subido, más o menos a los 10-15 minutos bajamos la temperatura a 150ºC. Ya depende del tamaño del molde que hayáis usado, si son pequeños en 10 minutos más estarán hechos, si no, la forma de comprobarlo es pinchar en el centro y que la brocheta salga seca. Es momento de sacarlos del horno y ponerlos en una rejilla. Antes de desmoldarlos dejadlos unos minutos reposar, después para que no suden, quitadles con cuidado hasta el papel. Y ya está listo para lo que queráis.
Bon appétit!





